Se conserva poca documentación sobre la ermita, solamente un Libro de Visitas de la Cofradía de Santa Bárbara, ya tardío (1752-1814). También un interesante testimonio de 1765 en el cual el mayordomo de la ermita, Sebastián Merino, reclama un dinero a Bartolomé Ximénez Cuesta, elegido el año anterior sargento "en la funzion y soldadesca que de costumbre inmemorial se practica en dicha hermita".

 

    Parece ser que a mediados del siglo XVIII (sobre 1754) fue objeto de restauración.

 

     Señalar como anécdota que antiguamente, en las procesiones que iban a su ermita, participaba la soldadesca, siendo en el año 1772, mediante Decreto del Rey Carlos III y del Consejo Supremo de Castilla, cuando se prohibió esa participación con el fin de evitar desordenes públicos

 

     Ermita pequeña y situada junto a un parque que lleva su mismo nombre (Santa Bárbara).

 

 

 

 

     Al lado de esta ermita se encuentra un mirador denominado "Los altos de Santa Bárbara", nombre que recibían las cuevas en un peñasco donde se encontraba la gente nómada.

 

 

 

   

 

     La pequeña ermita de Santa Bárbara (santa protectora contra los diluvios y tormentas) se sitúa geográficamente al este de la población. Su construcción es una incógnita dado que no existe documentación que atestigüe con exactitud la fecha.